Maternidad y ejercicio físico




Cuando pensaba en quedarme embarazada, una de las cosas que me preocupaba era el cambio físico que iba a experimentar, pero también pensaba que podría compatibilizar esta con una buena alimentación y la práctica de actividad física, vamos que la baja maternal iban a ser como unas vacaciones, pero ni mucho menos, bastante más agotador que trabajar y muy desagradecido.
El primer mes de embarazo, ni siquiera lo sabía, por lo que seguí entrenando igual y hasta el tercer mes me lo tomé con calma por el tema de los abortos espontáneos y me dedique más bien a pasear y a mi trabajo.
 A partir de ese momento volví a entrenar, pilates, cinta, elíptica, clases dirigidas (step, GAP…), siempre controlando las pulsaciones y sustituyendo ejercicios no recomendables por otros para el fortalecimiento del suelo pélvico.
Estuve trabajando y entrenando así hasta el séptimo mes de embarazo, mantuve el peso a raya, estaba en forma y me sentía estupenda.

A partir de entonces, de baja, intenté apuntarme a la piscina pero era verano y ya no había clases para embarazadas, y me dediqué a andar todo lo que podía y a ir acondicionando mi casa (pintar, montar muebles, coser, comprar…), la falta de sueño por el calor y los ardores de estómago iban haciendo presencia y la cosa se puso más difícil, pero ya quedaba poco.

En fin, mi bebé maravilloso nació y yo encantada de la vida de tenerlo conmigo, pero abrumada por el cambio de vida total.
Porque como lei por ahí, "el primer mes de maternidad es como el epílogo de un libro que nadie se lee" y no nos hacemos a la idea de lo duro que puede llegar a ser hasta que lo vivimos.
 Dormir poco y mal, te lleva a estar cansada durante el día, durmiendo cuando se puede, esto te afecta física y psicológicamente con siestas breves de tu bebé que no te permiten hacer nada más que recoger un poco.
El llamado "baby blues" causado por la revolución hormonal que experimentamos, sumado al cansancio, a comer cuando y lo que se puede, no sentir el apoyo que necesitas y a muchas opiniones de todo el mundo, que te llevan a sentirte sobrepasada y a unas ganas permanentes de llorar.


Mi bebé no quiso el pecho o yo no supe dárselo,  algo que me hizo sentir mal, así que eso de que se recuperan antes las madres que lo dan, no lo sé, aunque también tengo entendido que se les abre el apetito.

En mi caso, lo pagué todo un poco con la comida, y en los ratos que podía, cogía cualquier cosa, no sana claro pero rica para calmar la ansiedad.

Así que, en el postparto, he engordado, no estoy contenta con mi cuerpo, no me reconozco y todo me queda pequeño, he tenido que coger una excedencia para cuidar de él y nunca tengo tiempo para mí y si lo tengo parece que tengo que pedir permiso y me están haciendo un favor. No, es muy gratificante en parte, pero el cambio de vida que experimentamos sobre todo las mujeres no está pagado ni con todo el oro del mundo.

Pero mi bebé ya tiene cinco meses, ya tiene unos horarios más definidos, duerme más horas seguidas y mantiene la cabecita, así que me he propuesto, sino recuperar mi vida, porque está claro que ha cambiado para siempre y me gusta tenerle en ella, disfrutar de esta etapa, de verle crecer este tiempo, de ejercitarnos juntos, de volver a leer, y comer bien... y quiero que me acompañéis en esta etapa, el desafío 2018.



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